Nací y crecí cerca de la naturaleza. El río, los árboles, las plantas medicinales, las flores, los pájaros, las plantas silvestres que crecían en las cercas, el mar particularmente azul y hermoso de Puerto Padre: todo esto forma parte de mis primeros recuerdos. Forman parte de mi identidad como ser humano. Es por eso que prefiero un árbol en el borde de la carretera, antes que al edificio que acaban de construir. Aunque comprenda la utilidad del edificio, este no se conecta a mi alma como lo hace el árbol, que me reconcilia con la vida, como siempre digo. Eso me ocurre con el olor del mar, con una semilla cuando brota, ante un rosal o un romerillo florecidos. Lo vegetal es mi reino. Y el trino de las aves para completar el encanto de ese reino.

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