Mis primeras lecturas de poesía, ya con intencionalidad y verdadero interés por un género determinado, fueron en la adolescencia. Ya conocía a Martí, desde la escuela primaria, muy someramente, pero mi verdadero encuentro con la poesía, que impactó con fuerza mi sensibilidad fue a través de la música. En los años ’70 el cantautor catalán Joan Manuel Serrat musicó poemas de dos grandes poetas de la lengua española: Miguel Hernández y Antonio Machado. Escucharlo constituyó para mí un descubrimiento pleno de ternura y dolor, de amor y belleza, de auténtica poesía, que aún está presente de algún modo en cuanto escribo, como lo está Martí, al que después leí y leo profusamente, porque es siempre nuevo, inspirador, y también Lorca, Gabriela Mistral, Dulce María Loynaz y otros muchos, todos clásicos de nuestro idioma. Tratar de llegar a esa altura de la creación, a la cual no he llegado ni llegaré nunca, es lo que me ha hecho ascender «un paso en la sombra» en busca de esa luz imantada que solo nos puede brindar la poesía.

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